Fundada en Gemona – Italia en 1861 como instituto misionero, la Congregación de Religiosas Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón, están presentes en los cinco continentes con diferentes misiones, especialmente de educación, pastoral directa, de salud y participación en las parroquias.
OTROS COLEGIOS DE LA CONGREGACION EN CHILE
- Colegio Santa María de Los Angeles, La Cisterna. Santiago.
www.santamariadelosangeles.cl - Liceo Madre Cecilia Lazzeri, La Cisterna. Santiago.
www.lazzeri.cl - Liceo Técnico Profesional Santa Rosa Rancaua.
www.liceosantarosa.cl - Colegio Felmer Niklitschek, Puerto Varas.
www.cfelmer.cl
RESEÑA BREVE DE LOS INICIOS DE LAS RELIGIOSAS FRANCISCANAS MISIONERAS DEL SAGRADO CORAZÓN EN AMÉRICA LATINA
Hoy, 21 de abril, al conmemorar 164 años de Fundación de la CONGREGACIÓN DE LAS RELIGIOSAS FRANCISCANAS MISIONERAS DEL SAGRADO CORAZÓN, nos reunimos para dar gracias a Dios por su amor y misericordia, por su providencia infinita que nos ha llamado a la vida como familia religiosa y nos ha regalado la hermosa vocación: consagradas a Dios para servirle en la iglesia universal.
En este marco damos también inicio a un año de CELEBRACIÓN por la presencia de nuestra congregación en América latina. El próximo año, se cumplen 75 años de la llegada de las Primeras hermanas. En esta ocasión se presenta una breve RESEÑA HISTÓRICA DE ESTE ACONTECIMIENTO. Las variadas reflexiones y enseñanzas que nos dejan serán consideradas en otro contexto.
La historia comenzó aquí, en la entonces Diócesis de Puerto Montt. En mayo de 1950, monseñor Ramón Munita Eyzaguirre, obispo de Puerto Montt, viaja a Roma para la visita ad limina y para buscar algunas congregaciones de religiosas que se hagan cargo de escuelas gratuitas en beneficio de los pobres y obras de caridad que complementen la acción parroquial, de su lejana y necesitada diócesis, que contaba entonces con 23 sacerdotes para asistir a 150.000 fieles repartidos en 50.000 km2.
Monseñor Munita siguiendo el consejo del Cardenal Micara, se dirige a las RFMSC. No encontrando a la superiora general en Roma, la Madre Cecilia Lazzeri, se traslada a Gemona, pequeña ciudad del norte de Italia, a la casa Madre de la Congregación. En la entrevista, solicita cinco religiosas: una profesora, una que tocara armonio, una enfermera, una que supiera coser y una cocinera. La Madre Cecilia Lazzeri acoge la solicitud de Monseñor Munita quien inicia los trámites el día 3 de noviembre de 1950.
Las religiosas elegidas son: Sor Fabiola Marcuzzi, sor Emiliana Zilio, sor Ernestina Magoga, sor Loreto Favaro y sor Ana Brustolini.
El 9 de enero de 1951 son recibidas por el santo padre Pío XII quien sostiene con las misioneras un diálogo que refleja las necesidades de la Iglesia de Puerto Montt de 74 años atrás, y las motivaciones de la presencia de la congregación en hispanoamérica.
Antes de recibir la paterna bendición del santo padre, las hermanas refieren que, en honor a la santísima Virgen María, proclamada por él,Asunta al cielo, dedicarán la primera casa en Chile, a María Asunta.
El 18 de enero las misioneras reciben el afecto y buenos augurios del Ministro general de la Orden Franciscana; el 21 de enero, son recibidas por el cardenal protector, monseñor Micara, quien expresa que la misión que el Señor les confía, es un signo de la bendición especial de Cristo por la congregación, de la confianza que Él tiene en las virtudes de las hermanas y en su buena voluntad.
El día 23 de enero de 1951 se realiza la solemne ceremonia de envío, en la que las misioneras reciben la carta de obediencia y el crucifijo, signo que se daba por entonces a los misioneros destinados a tierras extranjeras. El celebrante las exhorta diciendo: “recuerden siempre: espíritu de sacrificio y espíritu de oración, sin ésta, no se obtiene nada; sin aquel, nada permanece”. Si después de 74 años la congregación sigue permaneciendo en esta porción de la Iglesia, es porque las hermanas que nos han precedido han hecho de su vida, la conjugación de sacrificio y oración por amor a Dios.
La superiora general, madre Cecilia Lazzeri las despide con tiernas palabras: “Vayan hijas mías a llevar el perfume de Jesús… caminen sobre las huellas del seráfico padre san Francisco… Yo las confío a la dulce Madre… En el nombre de Jesús y de María reina de los apóstoles, invoco sobre ustedes, las primeras apóstoles en américa latina, gracia y bendición infinita…”
Es útil recordar que hace 74 años atrás, cuando un misionero partía a tierras extranjeras, el adiós era para siempre.
Las misioneras parten de Génova, en el vapor “Corrientes” el día 27 de enero de 1951. En la larga travesía, las acogen los puertos de Barcelona, Las Palmas, Río de Janeiro, Santos, Montevideo y Buenos Aires. Aquí, las esperan el papá de sor Fabiola Marcuzzi , el hermano de sor Emiliana Zilio, una señorita italiana y dos sacerdotes de propaganda Fide. Permanecen en Buenos Aires 20 días, debido a imprevistos en la tramitación de documentos y por no contar con el dinero necesario para éstos. En este tiempo, son hospedadas por las religiosas del Buen Pastor. Reanudan su viaje en tren desde Buenos Aires a Mendoza y desde ahí a Los Andes para llegar finalmente a Santiago el 7 de marzo de 1951, donde son acogidas por el Nuncio Monseñor Mario Zanin. En la capital también surgen imprevistos y el viaje al sur debe postergarse, mientras tanto son hospedadas por las religiosas salesianas y el padre Tomás de la congregación de Los Siervos de María, las lleva a conocer algunos lugares de Santiago.
El 14 de marzo de 1951 emprenden el viaje a Puerto Montt. En Osorno las esperan las Religiosas de la Inmaculada Concepción, quienes se informan a través de la prensa y de las radioemisoras que divulgan por todo el sur y como una gran noticia la llegada de las misioneras italianas. Estas acogedoras hermanas, les brindan alimento para el alma y el cuerpo. También las espera en la estación de Osorno, el obispo de Puerto Montt, monseñor Ramón Munita, para hacer el último tramo del viaje con ellas, el cual, con su vivacidad peculiar, les refiere algunos pormenores del lugar y de la nueva misión. En Puerto Varas, las acogen una vez más las Religiosas de la Inmaculada, sacerdotes y un grupo de señoritas de la acción católica, quienes les ofrecen flores.
Al caer la tarde, del día 15 de marzo de 1951, después de 30 horas de viaje en tren, son recibidas en Puerto Montt por los sacerdotes, encabezados por el vicario general, todas las religiosas presentes en Puerto Montt, las señoritas de la acción católica y los pequeños alumnos de la escuela Arriarán Barros, que llenan la estación con sus saludos “vivan las hermanitas”.
Luego, en la capilla episcopal, se canta el Tedeum, para posteriormente recibir el saludo de todas las autoridades y del pueblo. Después se la cena festiva, las misioneras son conducidas al tercer piso de la casa del obispado, a una amplia sala, ex sede de la acción católica, que se ha preparado en forma sencilla para su morada.
Las hermanas comienzan su servicio el día 16 de marzo de 1951, al día siguiente de su llegada, después de un mes y 16 días que parten de Italia.
Uno de los grandes desafíos que enfrentan es el idioma español, totalmente desconocido para ellas, excepto para sor Fabiola Marcuzzi que por haber pasado, en otra ocasión, un tiempo con su familia en Argentina tiene algún conocimiento. Por esta razón, monseñor Munita la nombra directora de la escuela episcopal de niños “Arriarán Barros “ y profesora de 2° preparatoria; a sor Ana Brustolini y a sor Loreto Favaro profesoras de 1° preparatoria; a sor Emiliana Zilio directora de una nueva escuela particular gratuita “Josefa Téllez”. Sor Ernestina Magoga por su parte, encargada de los quehaceres de casa, aunque los primeros meses está muy enferma.
La misión comienza entre dificultades, sufrimientos, pobreza. El cambio de cultura, tan diversa a la que han dejado, el ambiente, clima y alimentación deterioran la salud de las jóvenes hermanas. Después de un mes, dos de ellas se enferman de cuidado. Sin embargo, el amor de Dios se hace presente en muchos gestos de caridad. Dios permitió que apareciera en el camino de las primeras misioneras una señora cristiana y bondadosa, Herminia Alcalde de Ojeda, quien junto a Orabia y Adelita Mautor, hacen de madre de estas intrépidas y valientes misioneras. Y como no podía faltar la solicitud, seguridad y afecto de padre, forja también los orígenes de las FMSC en Chile, el padre Clemente Pérez, OFM, quien después de poco tiempo que las hermanas llegan a Puerto Montt viene a su encuentro, por ser el superior de los hermanos franciscanos de la provincia del sur, con sede en Osorno y porque, en ese tiempo, las congregaciones franciscanas, están bajo la jurisdicción de la Orden.
Así como nuestra congregación ha sido amada por Dios con innumerables gracias y bendiciones en estos 74 años de presencia en Chile, así esperamos que sean ustedes parte de esa bendición, promoviendo entre sus hijos y los jóvenes de su entorno, la vocación religiosa FMSC y la vocación sacerdotal para esta querida arquidiócesis, porque sin sacerdotes, no hay vida cristiana.
El próximo año, el 15 de marzo de 2026, al cumplirse 75 años de presencia de las RFMSC, podamos reunirnos para dar gracias a Dios por suscitar en sus familias 5 jóvenes que deseen consagrar su vida a Dios en nuestra congregación, así como la congregación dio a la iglesia de Puerto Montt 5 generosas, sacrificadas y santas misioneras el año 1951 y durante estos 74 años, muchas hermanas más que han dado su vida para que Dios sea conocido y amado en estas tierras.
¡Para mayor gloria de Dios y bien de las almas!
Catedral de Puerto Montt, lunes 21 de abril de 2025


